miércoles, 25 de mayo de 2011

ADIOS SEÑOR CARLOS TRILLO




Mierda. Mierda. Mierda. En el post anterior hablaba de la Señora Muerte, sin saber que apenas horas antes, el Señor Carlos Trillo nos abandonaba. Y para peor, lejos de casa.
Mierda. Ya sé que la gente se muere, pero antes, en los tiempos del Edén infantil, eso solo le ocurría a gente mayor. Recién cuando adultos jóvenes, salvo casos, comenzamos a advertir que las balas pegan cerca. En los últimos años, esa Señora se me llevó varios seres amados. Y ahora esto. No lo podía creer. El Señor Carlos Trillo era tan joven. Tenía tanto para dar.
No nos conocíamos demasiado. Es decir, él no me conocía demasiado. Cada vez que nos cruzábamos, lo saludaba esperando la pregunta de siempre: ¿y vos quién sos? Entonces se lo explicaba pacientemente y, aclaradas las identidades, comenzábamos la charla, Corta, pero interesante.
En el post anterior trataba de conjurar la imagen de la Señora Muerte a través de ciertos hechizos. Al día siguiente, cuando vi la noticia quedé desolado. El Señor Carlos Trillo se multiplicaba entre los blogs, en las lógicas e invariables necrológicas que tanto odio y termino escribiendo algo que se le parece demasiado. Los hechizos solo funcionan sobre el símbolo.
Señora Muerte, una última cosa: déjese de joder. Allá, a esta clase de hombres no la necesitan para nada. Son más útiles acá. Que le quede claro.

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